Después de diez años de procedimiento judicial, por fin ya hay sentencia condenatoria en el caso de la estafa masiva de una cajera dependiente del Banco Santander, y en el que he intervenido en la dirección letrada como acusación particular junto con otros ilustres compañeros.
Lo llamativo del caso es que se declara la responsabilidad civil subsidiaria del Banco Santander por la absoluta omisión de deberes de control, inclusive en estafas realizadas una vez ya resuelta la relación con la ahora condenada. Y es que el Banco Santander, a pesar de conocer la autoría de gran parte de las estafas cuando se destapó el caso, permitió la apariencia de que la sucursal siguiera en funcionamiento, lo que produjo que mis clientes y otros contratasen productos ficticios.
En definitiva, el banco Santander omitió mínimos controles antes, durante y después de la relación con la autora de los hechos.
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